Es bien conocido que las distintas culturas del mundo crean sus propias historias míticas, muchas de estas sirven para sembrar terror en los turistas o incitar a que las personas actúen correctamente y evitar conductas indebidas.
El relato que traemos hoy es uno que se les cuenta a los niños desde la infancia y que les queda grabado en sus mentes para siempre, haciendo que sea transmitido de generación en generación.
En algunos lugares se le temen al Coco, a La Llorona, o al Señor del Costal. Pero ellos no se comparan con la criatura que los infantes de aldeas de toda África conocen. En lugares como Zambia, Camerú, Angola o el Congo, se habla de monstruos que no solo asustan, si no que tienen la horrible costumbre de alimentarse de la s4ngr3 cálida de los niños.
Las Adze son seres vampíricos de Togo y Ghana, espíritus incorpóreos que no se convirtieron en vampiros después de una mordida o algún pacto. En Ghana se muestran como un brillo tenue y errático o, a veces como luciérnagas muy brillantes. En cambio, en Togo toman la forma de un escarabajo negro que se mete en las bocas de las hechiceras durante un baile ritual.
Al llevar a cabo los rituales, las madres corren a esconderse junto a sus hijos, pues una vez que Las Adze entran en algún cuerpo, buscan desesperadamente alimentarse con la s4ngre del primogénito más joven de la tribu. Para encontrarlo visitan cada una de las chozas del área hasta que dan con el elegido. Cuando lo hacen, lo llevan hasta el centro del festival y lo dev0ran hasta los huesos.
Por fortuna, las madres de los niños pueden vencer a las Adze. ya que estas pierden sus habilidades mágicas al entrar en cuerpos humanos porque dejan de ser espíritus. Una vez sucedido los habitantes de la tribu sustituyen al niño elegido con un cerdo.
En un futuro la gente dejó de seguir los ritos y prefirió hacerles frente e ir terminando con ellas para siempre, ya no querían huir con sus hijos cada vez que sucedía el ritual.