Han pasado más de 50 años desde que William Peter Blatty publicó una novela cuya historia fue adaptada al cine, convirtiéndose en uno de los filmes de terror más icónicos de todos los tiempos.
Si nos ponemos a pensar, las películas de terror sobre ex0rcismos se llevan el primer lugar a la hora de helar la s4ngr3 de los espectadores y tocar las fibras más nerviosas de aquellos que sienten el verdadero miedo.
Sin lugar a dudas, la película que se lleva el primer lugar como una de las más aterradoras de la historia es “El Ex0rc1sta”. El largometraje estrenado en 1973 sigue siendo recordada por adultos y niños, más que nada por la imagen de aquella niña de 12 años con cara desfigurada y que giraba su cabeza 360 grados.
La cinta, que logró convertirse en un clásico mundial y provocarle cientos de pesadillas a todos aquellos que la vieron, incluso llegó a ser todo un fenómeno cultural.
Dentro de la película se explora la historia de Regan MacNeil, una joven de 12 años de edad que fue víct1m4 de una posesión d3m0níac4 y el ex0rc1smo al que fue s0met1da. Sin embargo, ¿sabías del caso en el que se inspiró?
William Friedkin, el director de la película, se basó en el guion escrito por William Peter Blatty.
El verdadero protagonista de la pesadilla.
En 1949, Blatty, siendo apenas un joven estudiante en la Universidad Jesuita de Georgetown, leyó un artículo publicado en The Washington Post.
En primera plana pudo leer la historia titulada: “Un sacerdote libra a un joven de las garras del d3m0n1o”; según las palabras plasmadas en el artículo, esta era una de las experiencias más destacables en la historia religiosa de aquellos tiempos. Un chico de 14 años, de los suburbios de Washington, según fuentes católicas fue liberado de una p0ses1ón d3m0níaca por un cura.
Curiosamente el cura que participó en el ritual lo conocería después en la universidad a la que asistió Blatty y 22 años más tarde escribiría la historia del aquel joven del Washington Post. No fue un camino fácil, él pasó años buscando y documentando toda la información a la que podía acceder.
Pese a que Blatty tenía muchos conocimientos sobre el catolicismo y sus prácticas, se obsesionó con escribir detalladamente la historia. Por esto mismo le escribió una carta al cura William Bowdern para escuchar la historia de su propia boca.
Según El País, Bowdern le respondió a Blatty con una carta en la que le expresó: “Nosotros (otro cura y yo) mantuvimos un recuento al minuto, cada día, sobre los sucesos acaecidos el día y la noche anteriores”, de ese modo, Blatty supo que había, un diario, escrito a mano, donde se narraba el ex0rc1sm0. Blatty lo consiguió y leyó partes de él.
Según el diario consultado, el ex0rc1smo fue practicado realmente a un niño a quien los investigadores e historiadores llamaron simplemente Robbie. Al joven le sucedieron una serie de cosas extraordinarias y para los curas que lo custodiaron, simplemente incomprensibles. Los acontecimientos llegaron a tal nivel, que las autoridades católicas del lugar aceptaron que se sometiera al ex0rc1sm0.
Según los documentos, Robbie era un niño afroamericano que fue víct1m4 de arrebatos de ira y el centro de permanentes sucesos inexplicables. El chico comenzó a hablar latín y en su cuerpo aparecían marcadas palabras mald1tas, asimismo se comenzaron a oír arañazos persistentes bajo el suelo, seguidos por un extraño chirrido que parecía provenir del interior de su cama. El grupo de jesuitas creyó que el niño era víct1ma del dem0n1o y decidieron someterlo a un t0rtuos0 exorc1sm0.
Para este punto tenemos que aclarar, cómo lo hicieron en la película, ya que realizar un ritual de ex0rc1sm0 no es algo fácil.
Primero que nada, se tiene que obtener permiso del Vatican0, y para hacer se necesitan numerosas pruebas, tales como grabaciones y fotos. Se necesita estar completamente seguro de que no se trata de una enfermedad psic0lógica o psiquiátrica, por lo que se tienen que descartar completamente estas opciones. Sumado a esto, el ritual en si es sumamente extenuante, se trata de varias sesiones de plegarias, de un fuerte control emocional y sobre todo se tiene que contar con la presencia de un médico en todo momento.
Ahora que hemos aclarado esta situación podemos continuar.
De acuerdo con lo narrado Robbie era hijo de una familia protestante, sin embargo, fue tratado por Jesuitas. En una de las sesiones el joven le habló en latín a Albert Hughes, párroco de la iglesia de Saint James.
-Cura de Cristo, sabes que soy el D3m0n1o. ¿Por qué me molestas?”, le dijo. Fue así como Hughes optó por ingresarlo en el hospital de Georgetown y trató de ex0rc1zarlo, con la autorización expresa del arzobispo de Washington.
Durante su estadía en el hospital ocurrió el hecho que inspiraría la novela de Blatty. En pleno ritual, el adolescente se liberó de las at4duras de la cama y atacó al religioso, provocándole una profunda her1da en el brazo y el hombro que requirió un centenar de puntos.
Tras ser herid0 de gravedad y sufrir un ataque de nervios, el padre abandonó el ex0rcismo, y la agr3sión quedó registrada oficialmente.
El h0sp1tal terminó expulsando a Robbie por herir al sacerdote y días después sus padres decidieron bautizarlo. Ante el escándalo que el niño armó en el vecindario, la familia se mudó a casa de unos familiares en San Luis, en el estado de Misuri.
Pero el terr0r no finalizaba, los sucesos paranormales continuaron, por lo que decidieron contactarse con el padre Bowdern, quien al observar al niño resolvió que en definitiva estaba p0seído por un dem0n10 y solicitó el permiso del arzobispado para expulsar al “ser maligno” del muchacho.
La autorización fue concedida con la condición y exigencia de que Bowdern estuviera a cargo, no revelara el lugar donde se realizarían los ex0rcismos y que llevara un diario donde detallara los hechos paso a paso. Fue así como al pequeño Robbie le practicaron aproximadamente 30 ex0rc1sm0s durante varias semanas que quedaron fielmente documentados.
Bowdern practicó las ultimas sesiones del ritual en la planta psiqu1átr1ca del hospital de los Alexianos. El lunes de Pascua hubo una conversación en la que Robbie afirmaba ser el portavoz del diablo. “Yo siempre estoy dentro de él”, dijo cuando le intentaron dar la comunión. Horas después, el niño en pleno ataque dijo tener la visión del arcángel san Miguel venciendo al d1abl0. Con una voz que no era suya declaró: “Te obligo a ti, Satán y a otros espíritus d1abólic0s a que abandonéis este cuerpo en nombre de Dios, ahora”. Y llego la paz.
El caso despertó un sinfín de dudas médicas y científicas sobre la veracidad de los hechos descritos en el diario, pero el padre Bowdern siempre los declaró verdaderos. Y así le creyeron hasta el día de su muert3 en 1993.
Según explicó El País, el pequeño Robbie fue sometido a un sinfín de exámenes y pruebas médicas en el h0spital de Georgetown, ya que los médicos del lugar temían de que sufriera algún trastorno psiquiátric0, pero no se pudo llegar a ningún diagnóstico, sus padres y los jesuitas fueron los que dieron el veredicto de la p0sesión.