Lo más seguro es que en algún momento te hayas cuestionado sobre la cara de la luna que no vemos o que no podemos ver, y como el ser humano tiene la incesante necesidad de resolver sus dudas, pero después de varios años de intentarlo, por fin se lograron mostrar imágenes inéditas del lado misterioso del satélite natural más brillante de nuestro planeta.
Algunos de los datos revelados no ofrecen tantos detalles como se quisiera, sin embargo, es un avance importante dentro de la gran incógnita que representa.
Desde el espacio, la Luna luce como una enorme esfera de color gris o blanquecino con varios cráteres de diferentes tamaños; a la vista de los humanos tiene la misma forma pero su color suele cambiar de acuerdo al día.
En los últimos años, los avances tecnológicos han permitido la exploración más precisa sobre ambos lados de la luna.
Para empezar, es importante que recuerdes que la luna rota sobre sí misma, en el mismo tiempo que orbita alrededor de la Tierra. Su período de rotación es igual al de traslación, por lo que es imposible verle la misma cara.
Con el lanzamiento de la sonda soviética Lunik 3, logró fotografiarla por primera vez el 10 de octubre de 1959. La calidad de la foto no era muy buena, pero tomando en cuenta la época resultó ser un gran avance para satisfacer la curiosidad de la comunidad científica.
A diferencia del hemisferio de la luna que es visto por todo mundo, su cara oculta está salpicada de cráteres. Mientras que en la cara que vemos son célebres los “mares” lunares resultantes de la antigua lava que generó la actividad volcánica en la superficie, la cara oculta no cuenta con esas marcas.
La revista Science Advances publicó un estudio donde explicaba las razones de por qué solo había actividad volcánica en esa parte. Para empezar, los investigadores realizaron simulaciones por medio de un programa y recrearon un impacto masivo que supuestamente hace miles de millones de años cambió a la Luna y dio como resultado a un cráter gigantesco, su diámetro tiene 2.500 kilómetros de 12 kilómetros de profundidad, y lo llamaron cuenca Aitken.
Pero cuál es la relevancia del supuesto impacto para lo desconocido, pues bien, los investigadores compartieron que el calor provocado por el choque cambió por completo la dinámica de la luna e hizo que ciertos elementos químicos se depositaran únicamente en el lado visible.
Esto explicaría porque el hemisferio de la luna que todos podemos ver tiene elementos como potasio o fósforo, mientras que el otro lado no. Ciertamente es improbable explicar con precisión cuáles son los componentes de la parte que no vemos, pero es casi seguro que las observaciones e investigaciones sigan con la intención de descubrirlo.